A: Escucha con atención la canción "En el muelle de San Blás" de la banda mexicana Maná. Luego realiza un cuadro comparativo describiendo SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS entre la canción presentada y la obra "La niña de Guatemala" de José Martí.
B: Usa internet para buscar el concepto de "verso" y de "estrofa" y escríbelos en tu cuaderno.
C: Describe por cuántas estrofas y cuántos versos está formado el poema "La niña de Guatemala". ¿Notas alguna diferencia entre las estrofas pares y las impares?
Blog creado para complementar la comunicación entre el profe de Literatura y su tercero favorito.
jueves, 29 de agosto de 2019
En el muelle de San Blás - Video
Ella despidió a su amor
El partió en un barco
En el muelle de san blás
El juró que volvería
Y empapada en llanto ella juró que esperaría
Miles de lunas pasaron y siempre estaba en el muelle
Esperando
Muchas tardes se anidaron
Se anidaron en su pelo y en sus labios
El partió en un barco
En el muelle de san blás
El juró que volvería
Y empapada en llanto ella juró que esperaría
Miles de lunas pasaron y siempre estaba en el muelle
Esperando
Muchas tardes se anidaron
Se anidaron en su pelo y en sus labios
Llevaba el mismo vestido y por si él volviera
No se fuera a equivocar los cangrejos le mordían
Su ropaje su tristeza y su ilusión
No se fuera a equivocar los cangrejos le mordían
Su ropaje su tristeza y su ilusión
Y el tiempo escurrió y sus ojos se le llenaron
De amaneceres
Y del mar se enamoró
Y su cuerpo se enraizó
En el muelle
De amaneceres
Y del mar se enamoró
Y su cuerpo se enraizó
En el muelle
Sola, sola en el olvido
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás
Su cabello se blanqueó
Pero ningún barco
A su amor le devolvía
Y en el pueblo le decían
Le decían la loca
Del muelle de san blás
Una tarde de abril
La intentaron trasladar al manicomio
Nadie la pudo arrancar
Y del mar nunca jamás
La separaron
Pero ningún barco
A su amor le devolvía
Y en el pueblo le decían
Le decían la loca
Del muelle de san blás
Una tarde de abril
La intentaron trasladar al manicomio
Nadie la pudo arrancar
Y del mar nunca jamás
La separaron
Sola, sola en el olvido
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás
Sola, sola en el olvido
Sola, sola con su espíritu
Sola, sola con el sol y el mar
Oh sola
Sola, sola con su espíritu
Sola, sola con el sol y el mar
Oh sola
Sola en el olvido
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás
Sola, sola con su espíritu
Sola, con su amor el mar
Sola, en el muelle de san blás
Se quedó, se quedó sola, sola
Se quedó, se quedó
Con el sol y con el mar
Se quedó ahí se quedó hasta el fin
Se quedó ahí
Se quedó
Se quedó, se quedó
Con el sol y con el mar
Se quedó ahí se quedó hasta el fin
Se quedó ahí
Se quedó
En el muelle de san blás
Oh
Sola, sola se quedó
Oh
Oh
miércoles, 28 de agosto de 2019
La niña de Guatemala - José Martí
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
miércoles, 21 de agosto de 2019
Aspectos formales del teatro.
La estructura de la obra dramática:
La estructura externa es la distribución en ACTOS (partes en las que se divide la obra, y cuyo cambio, durante la representación, se suele señalar por la caída del telón, cambios en la música o la bajada o subida de luces), CUADROS (a cada uno le corresponderá un cambio de decorado) y ESCENAS (entrada y salida del escenario de los personajes). La estructura interna es la forma en como está organizada narrativamente la historia que se cuenta en la obra, y tiene una estructura tripartita: introducción, nudo y desenlace.
Entrada: Es aquella que realiza el actor para entrar al escenario.
Salida: Es aquella que realizan los actantes para salir del escenario cuando se
requiere
Escenario: Es el espacio, lugar o re cobijo destinado para la representación de obras
de teatro, de otras artes escénicas o utilizado para otros acontecimientos.
Acotaciones: Se trata de aclaraciones que el autor
de la obra teatral realiza sobre cómo debe ser el decorado, cómo se tienen que
mover los personajes, qué gestos deben hacer... Son orientaciones que intentan
clarificar la comprensión de la obra, por lo cual, aunque aparezcan ante
nuestros ojos cuando leemos una obra dramática (normalmente entre paréntesis o
con letra cursiva), no pueden ser pronunciadas durante una representación.
Indicaciones: Son
aquellas que se reciben para poder hacer la creación de la escena y las da el
director de la obra.
Aparte: Es una parte del diálogo dirigida al espectador y que se ha de suponer que
no oyen el resto de los personajes.
Monólogo: Es un discurso extenso e ininterrumpido pronunciado por una sola persona,
que puede estar expresando en voz alta sus pensamientos o dirigiéndose a otras
personas, como por ejemplo, a una audiencia, a un personaje o a un lector,
narrador.
martes, 20 de agosto de 2019
domingo, 28 de julio de 2019
La suegra - Teatro para hacer en clase
PERSONAJES (3)
ÉL (NOVIO)
ELLA(NOVIA)
MADRE
ÉL: Mamá, mamá...
ELLA: No la molestes, ya vendrá
ÉL: Te encantará la vieja, vas a ver.
ELLA: Tengo unos nervios!
ÉL: Tranquilizate che! Es bárbara la jovata! No te va a comer!
MADRE: (saliendo) ya estás aquí nene?!
ÉL: Ella es Laura mamá!
MADRE: Laurita querida!, tantísimo gusto.
ELLA: Igualmente señora Carola. (besos)
MADRE: Eres encantadora. Te felicito hijo!
ELLA: José me habló tanto de Usted.
MADRE: Ah! Él es la luz de mis ojos, desde que se fue el finadito, que
Dios lo tenga en la gloria, él es todo para mí.
ÉL: Buenos, las dejo para que conversen a gusto (le da un beso a
la novia). Ya vengo (Comienza a salir)
MADRE: Y a su madre no le da un beso?
ÉL: A la vieja más buena del mundo? (le
da un beso aparatoso y sonoro)
MADRE: Viejos son los trapos che! Andá, sinvergüenza (José sale)
ELLA: Estoy contenta de haber venido.
MADRE: Chusmeemos un poco, Laurita... ¿cómo te trata mi hijo?
ELLA: No entiendo
MADRE: José, ¿cómo se porta con vos?
ELLA: Ay! Es divino! Tan cálido! Tierno! (gestos de la madre de celos
con cada palabra de
ella)
MADRE: ¡Hum! Bueh!, es cierto, es tan bueno! (intencional)
Lástima cuando se enoja!
ELLA: ¡Nunca se enoja!
MADRE: ¿Ah no? Tenés razón querida, es un pan de Dios. Claro, por ahí
tiene sus arranques, pero se le pasan enseguida (llorisquea un poquito).
Después del tratamiento quedó bien…
ELLA: ¿Qué
tratamiento?
MADRE: ¿No te contó? Bueno, no es nada (pausa) le venían unos
ataques, ¿viste? (no le da importancia) entraba a romper todo pero ya
está bien, desde la semana pasada que no rompe nada. ¡Se ve que vos lo
tranquilizás bastante!
ELLA: ¿Ataques? ¿La semana pasada?... (reacciona) Ah sí!
Algo me contó.
MADRE: (Falsa): Ah, pero de algo estoy feliz; José ha
madurado mucho, eso te lo debe a vos Laurita. ¡Qué alegría me das! ¡Te juro,
estaba tan preocupada! ¡Pero lo que es tener una buena novia al lado! Eso sí,
vas a tener que aprender a tratarlo, el nene es muy exigente!
ELLA: ¿Cómo exigente?
MADRE: Te cuento, a la mañana temprano le tenés que preparar un jugo de
naranjas y se lo llevás a la cama, sin semillas ¿eh? No aguanta las semillas.
Ayer le preparé el jugo como siempre y tenía una semilla, ¿sabés qué? ¡Me tiró
el vaso por la cabeza!
ELLA: ¡Dios mío!
MADRE: Lo hace de puro consentido. ¡Es tan cariñoso! Después hay que
dejarlo dormir hasta las diez y prepararle un café , cargado, con tostadas.
Cuidado con las tostadas, tienen que estar a punto. Ayer nomás se me quemaron
un poco y ¿sabés qué?
ELLA: ¡Ya sé! ¿Le tiró con las tostadas por la cabeza?
MADRE: ¡Me tiró con la tostadora el nene! ¡Él es así! Claro, a lo mejor
cuando se case cambia. ¿Uds. Piensan casarse pronto?
ELLA: Sí, pensamos, estamos buscando casa.
MADRE. Es lo primero hija, el casado casa quiere, los esposos tienen que
vivir solos.
ELLA: Que suerte que piense así. ¡No lo esperaba!
MADRE: ¡Por favor querida! Te digo más, fijate que, no,... dejá, no
tiene importancia...
ELLA: Cuente, cuente.
MADRE: Uds. Tienen que luchar para conseguir una casita para Uds, pero
mientras tanto, podrían arreglar la pieza de José, le hacen otra cocina. Por un
tiempo nada más! Hasta que consigan algo... hacen un bañito también.
ELLA: Ya lo hablamos con José y decidimos no molestarla, además como Ud.
dijo (con intención) el casado...
MADRE: (interrumpiendo) ¿Molestarme a mí? ¿A mí?!! ¿Cómo se te
ocurre?, no m’hijita. Tenía miedo de decírtelo. Qué va pensar esta chica me
decía... no sabés lo contenta que estoy que te guste la idea.
ELLA: (cortada) la idea me gusta, pero le repito...
MADRE: (Tajante) No se hable más entonces. Si te
gusta la idea los voy a ayudar. ¡Ah eso sí! Me ponen un timbre para que llame
al nene.
ELLA: (desolada) ¿Un timbre?
MADRE: Querida! La jaqueca me vuelve loca. El nene me pone unos paños
fríos y me hace masajes en la espalda. Tiene que estar cerca de mí (dulce) dos
ó tres noches por semana nada más.
ELLA: Pero Ud. Dijo que...
MADRE: (entusiasmada) Mirá, el finadito me dejó una casa en
Atlántida. Se las presto para que pasen la luna de miel, ¿qué te parece? (sin
esperar respuesta) No, no es nada, no me agradezcas... una madre, es una
madre!
ELLA: ¿Sabe qué pasa Carola? A mí me gusta ir al Hotel... que me
atiendan.
MADRE: (contentísima) Para qué estoy yo? Me voy con Uds... y les
preparo la comida. Les llevo el desayuno a la cama, las tostadas para el nene,
el juguito de naranja...
ELLA: Ya sé, sin semillas.
MADRE: Últimamente él se quedaba poco en casa, pero ya no, ¡ah! Se ve
que sos todo para él, fijate que hace como dos meses que ninguna chica lo
llama.
ELLA: (sorprendida) ¿Y antes lo llamaban?
MADRE: ¡Es un picarón!, cinco o seis chicas por día. Siempre una
diferente. Es así, él las cambia enseguida... pero no te preocupes, ya hace
como dos meses que no lo vienen a buscar, cuánto te lo agradezco. A propósito,
hace mucho que salís con él?
ELLA: (con bronca) ¡Ya cumplimos el año Carola!
MADRE (tose) ¿Cómo pasa el tiempo, no?
ELLA: (Comienza a caminar confundida) ataques...mujeres...
tostadas... rompe todo...´
ÉL: (entrando) ¡Buenas! (Laura camina amenazante hacia José)
MADRE: ¡Te felicito hijo! Nos vamos a llevar muy bien con Laurita.
ELLA: (amagando con la cartera) así que amiguitas eh?
ÉL: ¿Qué decís? ¿Estás loca?
ELLA: (Le pega un carterazo) Todas las semanas una distinta, ¿eh?
¿Así que te llaman por teléfono? (José se ataja sin reaccionar, extrañado)
y encima neurótico, sos? Así que hasta el mes pasado, ¿eh? (a carterazos lo
saca de escena).
MADRE: ¡Lo que es el instinto de madre! ¡Apenas la vi me di cuenta que
era muy poco para mi hijo! ¡Qué carácter Dios mío, bien podrido.... y se hacía
la mosquita muerta!... Pobre mi hijo! Menos mal que me todavía estoy viva para
protegerlo… (largo suspiro de madre)
TELÓN
El aula - Teatro para hacer en clase
PERSONAJES (8)
Profesor
Agustina
Luisa
Manuela
Sofía
Madre
Inspector
Novia
Los
alumnos ya están en clase… Entra el profesor
Profesor - Buenos días… Pónganse de pie los que estaban sentados y siéntense los que estaban de pie… (Los alumnos obedecen). Bueno ayer quedamos en que dos y dos son cinco, ¿no?
Agustina - Señor profesor, ¿no eran siete?
Profesor - Depende, Agustina, depende. Pero bueno, ahora que están todos atentos, aprovecharé para hacer unas preguntas, ¿Ok? A ver. Tú Luisa, dime dos pronombres.
Luisa- ¿Quien? ¿Yo?
Profesor - Muy bien, si Luisa, dos pronombres… Ahora tú, Manuela, dime una palabra que empiece por "jota"
Manuela - ¿Hoy?
Profesor - ¿Hoy?.. Claro, no va a ser mañana
Manuela - Perdone profe, quiero decir que hoy es jueves, que empieza por "j"
Profesor - Pero muchacho, si hoy no es jueves… da igual… A ver tú, Luisa!! ¿Qué haces? ¿Por qué te das golpes con la cabeza?...Vas a romper el pupitre
Luisa- Es que no lo entiendo...
Profesor - ¿Qué es lo que no entiendes?
Luisa- Que "todo junto" se escribe separado, y "separado" se escribe todo junto...
Profesor – Déjalo, Luisa, que te puede explotar la cabeza... Piensa en otra cosa.
Sofía - Profe , profe , profe; tengo una duda....
Profesor - A ver si te la puedo ampliar… Sofía, ¿cuál es tu duda?
Sofía - Profe,"ayer" ¿se escribe con hache?
Profesor - No
Sofía - ¿Y "hoy"?
Profesor - "Hoy " sí, Matías, "hoy" sí
Sofía - ¿Y cómo puede cambiar tanto de un día para otro? (Golpean la puerta, es la madre de Agustina)
Madre - Perdone que interrumpa, señor profesor, pero es que tengo que averiguar si es cierto lo que me cuenta mi hija, aquí presente...
Profesor - No es una manera muy correcta de entrar, pero tengo curiosidad... ¿qué le cuenta su hija?
Madre - Pues que usted le hace a la pobre chica las preguntas más
difíciles. ¿Es verdad?
Profesor – No, señora madre, nada fuera de su capacidad… Precisamente ahora estaba preguntando a los alumnos... ¿Quiere usted comprobar las preguntas?
Profesor – No, señora madre, nada fuera de su capacidad… Precisamente ahora estaba preguntando a los alumnos... ¿Quiere usted comprobar las preguntas?
Madre - Si, claro,
a eso he venido.
Profesor - Está bien… Vamos a ver, Agustina. No te pongas nerviosa y contestá: ¿cuánto son dos más dos?
Agustina- (Mirando a su madre). ¿Ves, mamá?, ¡ya empieza!
Profesor - ¿Se convence usted señora madre?... Además, tengo que comunicarle que su hija ha copiado en un escrito. Lo supe en seguida, al corregir la prueba… Le copió a Miguel.
Madre - ¿Y como sabe usted que le copió a Miguel y que no fue al revés?
Profesor - Pues porque Miguel, en la 3ª pegunta escribió: " Esta no me la sé", y su hija, en la misma pregunta, puso” yo, tampoco”… ¿Qué le parece?... ¿Se convence usted?
Madre - Qué vergüenza hija… Qué ridículo me has hecho pasar. Gracias profesor… (se retira)
Profesor - Seguimos preguntando… A ver tú, Manuela, ¿qué es un polígono?
Manuela - ¿Es un señor que tiene muchas mujeres?
Profesor - No sé si reír o llorar… A ver, Agustina, ¿quién escribió El Quijote?
Agustina– (a punto de
llorar) Yo no fui profesor… ¡yo no fui! (se va llorando)
Manuela - Profe, Agustina nunca cuenta mentiras… Si dice que no fue, es que no fue.
Profesor –No entiendo nada. (Entra un señor elegante, hablando por teléfono)
Manuela - Profe, Agustina nunca cuenta mentiras… Si dice que no fue, es que no fue.
Profesor –No entiendo nada. (Entra un señor elegante, hablando por teléfono)
Inspector – Eh…sí,
listo, mi vida, te consigo el trabajo en un minuto, ya vas a ver… (al
profesor) Buenos días. Soy el inspector de Educación Secundaria, He
visto salir a una alumna llorando. ¿Qué pasa?
Profesor - Que estoy
desesperado, señor inspector. Aquí nadie escribió El Quijote... la alumna que
vio dice que ella no fue… ¿qué le parece?, ¿qué podemos hacer?
Inspector -
Pero, señor profesor, tenga paciencia. Menos mal que he llegado yo... (Se
dirige a los alumnos) "El Quijote no es un graffiti ni nada de eso. Es
una obra muy famosa de la literatura española, escrita por un no menos famoso
escritor, llamado Mario Benedetti.
Profesor (Llevándose
las manos a la cabeza): -Ay, nooo!!! Esto es mucho para mí…¡Renunciooo!
Novia (desde
la puerta) _Corazón… ¿Está listo lo que me prometiste?
Inspector _Claro,
divi… eh… claro, señorita Fagúndez, claro. Chicos: ¡les presento a la nueva
profesora!
Los sordos (Germán Berdiales)
PERSONAJES
El
Pasajero
El
Chacarero
La
Patrona
La
Sordita
EL PASAJERO (apareciendo a espaldas del chacarero): ¡Eh,
buen hombre!... ¡Buen hombre! (como el chacarero no le atiende) ¡Ni que
fuera sordo como yo! (le toca un hombro) ¡Oiga!
EL CHACARERO: ¡Hola! ¿Qué tal? ¿Qué desea?
EL PASAJERO: Usted, que ha de conocer estos pagos...
EL CHACARERO: Sí, señor, Rudecindo Lagos, para servirle.
EL PASAJERO: Hágame el favor de hablar más alto, porque soy bastante sordo.
EL CHACARERO: ¡Si no grita más no podré entenderle porque soy un poco torpe de oído!
EL PASAJERO: ¿Podría indicarme dónde queda la estancia "Los Leones"?
EL CHACARERO: ¡Claro que tienen fragancia mis melones! Es que son muy buenos; le haré traer
a algunos para que los pruebe.
EL PASAJERO: ¿Nueve? ¿Nueve qué? ¿Nueve leguas? ¿Tanto? ¡No puede ser!
EL CHACARERO: (Por la patrona que aparece en este momento en la puerta del rancho) Sí, ésa es mi mujer. (a la patrona). -Oye, tráele a este hombre una docena de melones, para que elija algunos.
LA PATRONA: ¡Ahá, muy bien! ¿Así que este caballero quiere tener relaciones con nuestra hija? Tanto gusto, señor. En seguida se la presentaremos. (Gritando hacia el interior de la casa)-¡Mariquita!... ¡Mariquita!... Esa chica es más sorda que yo, todavía... Un momentito, siéntese... (se introduce en la casa).
EL PASAJERO: ¿De modo que usted dice que la estancia "Los Leones" queda a nueve leguas de aquí?
EL CHACARERO: -Sí, señor; se lo he dicho y se lo repito. La fragancia de mis melones es exquisita... (aparece la patrona con la sordita)
LA PATRONA: -No grites, hombre; aquí está Mariquita. (a su hija) -Bueno, hija, aquí tienes a tu pretendiente...
LA SORDITA: -¡Ay, mama! ¿Cuántas veces quiere que le diga que no me duelen los dientes?
LA PATRONA: ¿Que no tiene nada? ¿Y tú qué sabes? A lo mejor resulta que es rentista.
LA SORDITA: ¡Mamá, por favor! ¿Para qué quiero un dentista si yo no tengo enferma la boca?
LA PATRONA: - Ya sabes que tu madre pocas veces se equivoca: ha de ser rentista nomás.
EL CHACARERO: - ¿Y los melones, mujer?
EL CHACARERO: Pero, si no le traes ninguno, ¿cómo quieres que elija?
LA PATRONA: Es que tú ya sabes cómo es esta niña; ella quiere salir siempre con la suya. (al pasajero). Esta es mi hija, se llama Mariquita.
EL PASAJERO: ¿Cómo cerquita, si su esposo me ha dicho que faltan nueve leguas?
LA PATRONA: (al chacarero) ¿Qué dice este hombre de las yeguas?
EL PASAJERO: Sí, y como ya quedan pocas horas de luz.
LA SORDITA: - No, todavía no soy señora.
EL PASAJERO:- No se ni siquiera si es bueno el camino.
LA SORDITA: ¡Ah, yo no pretendo que usted sea adivino; me he limitado a hacerle saber que a la fecha sigo soltera!...
EL PASAJERO: ¡Ah!, ya entiendo: ¿llegando a la tranquera, sigo hacia la derecha? ¿Y de ahí, a "Los Leones"?
EL CHACARERO: ¡Ah, como buenos, le aseguro que son buenos! Y puedo mandarle todos los que quiera...
EL PASAJERO: Sí, ya me dijo la señorita: de la tranquera a la derecha.
LA PATRONA: Yo no digo que usted no la quiera a la chica, pero convendría que fijara fecha...
EL PASAJERO: (desapareciendo) Hasta otra vez, y perdonen la molestia.
LA PATRONA: ¡Oiga, oiga! ¡Más bestia será usted, atrevido!
EL CHACARERO: ¿Qué? ¡Tiene razón!, ¿o iba a esperar hasta mañana a que le trajeras los melones?
LA PATRONA: No y no. Jamás consentiré que nuestra hija tenga relaciones con semejante gente.
LA SORDITA: Déjelo que se vaya; total aquí a nadie le duelen los dientes...
EL CHACARERO: No es que te lo reproche, pero hubiera comprado tres o cuatro...
LA SORDITA:- ¡Ay, qué bueno eres, papá! ¿Oyes, mamá? Dice que esta noche nos llevará al teatro a ver las comedias.
LA PATRONA: ¡Cierto!, ya me había olvidado de que tenía que zurcirle las medias. ¿Sabes dónde he dejado la lana azul?
LA SORDITA: ¡No me digas! ¿La comedia de Barba Azul? ¡Qué bonito título! ¡Ay, qué contenta estoy madre mía!
LA PATRONA: -Es lo que le digo siempre a tu padre; ¡que Dios nos conserve esta armonía!, porque el día que no nos entendamos, esta casa será un infierno...
TELÓN
"La pelota" (Felisberto Hernández)
Cuando yo tenía
ocho años pasé una larga temporada con mi abuela en una casita pobre. Una tarde
le pedí muchas veces una pelota de varios colores que yo veía a cada momento en
el almacén. Al principio mi abuela me dijo que no podía comprármela, y que no la
cargoseara; después me amenazó con pegarme; pero al rato y desde la puerta de
la casita -pronto para correr- yo le volví a pedir que me comprara la pelota.
Pasaron unos instantes y cuando ella se levantó de la máquina donde cosía, yo
salí corriendo. Sin embargo ella no me persiguió: empezó a revolver un baúl y a
sacar trapos. Cuando me di cuenta de que quería hacer una pelota de trapo, me
vino mucho fastidio. Jamás esa pelota sería como la del almacén. Mientras ella
la forraba y le daba puntadas, me decía que no podía comprar la otra. Y que no
había más remedio que conformarse con esta. Lo malo era que ella me decía que
la de trapo sería más linda; era eso lo que me hacía rabiar. Cuando la estaba
terminando, vi cómo ella la redondeaba, tuve un instante de sorpresa y sin
querer hice una sonrisa; pero enseguida me volví a encaprichar. Al tirarla
contra el patio el trapo blanco del forro se ensució de tierra; yo la sacudía y
la pelota perdía la forma: me daba angustia de verla tan fea; aquello no era
una pelota; yo tenía la ilusión de la otra y empecé a rabiar de nuevo. Después
de haberle dado las más furiosas “patadas” me encontré con que la pelota hacía
movimientos por su cuenta: tomaba direcciones e iba a lugares que no eran los
que yo imaginaba; tenía un poco de voluntad propia y parecía un animalito; le
venían caprichos que me hacían pensar que ella tampoco tendría ganas de que yo
jugara con ella. A veces se achataba y corría con una dificultad ridícula; de
pronto parecía que iba a parar, pero después resolvía dar dos o tres vueltas
más. En una de las veces que le pegué con todas mis fuerzas, no tomó dirección
ninguna y quedó dando vueltas a una velocidad vertiginosa. Quise que eso se
repitiera pero no lo conseguí. Cuando me cansé, se me ocurrió que aquel era un
juego muy bobo; casi todo el trabajo lo tenía que hacer yo; pegarle a la pelota
era lindo; pero después uno se cansaba de ir a buscarla a cada momento.
Entonces la abandoné en la mitad del patio. Después volví a pensar en la del
almacén y a pedirle a mi abuela que me la comprara. Ella volvió a negármela
pero me mandó a comprar dulce de membrillo. (Cuando era día de fiesta o
estábamos tristes comíamos dulce de membrillo.) En el momento de cruzar el
patio para ir al almacén, vi la pelota tan tranquila que me tentó y quise
pegarle una “patada” bien en el medio y bien fuerte; para conseguirlo tuve que
ensayarlo varias veces. Como yo iba al almacén, mi abuela me la quitó y me dijo
que me la daría cuando volviera. En almacén no quise mirar la otra, aunque sentía
que ella me miraba a mí con sus colores fuertes. Después que nos comimos el
dulce yo empecé de nuevo a desear la pelota que mi abuela me había quitado;
pero cuando me la dio y jugué de nuevo me aburrí muy pronto. Entonces decidí
ponerla en el portón y cuando pasara uno por la calle tirarle un pelotazo.
Esperé sentado encima de ella. No pasó nadie. Al rato me paré para seguir
jugando y al mirarla la encontré más ridícula que nunca; había quedado chata
como una torta. Al principio me hizo gracia y me la ponía en la cabeza, la
tiraba al suelo para sentir el ruido sordo que hacía al caer contra el piso de
tierra y por último la hacía correr de costado como si fuera una rueda.
Cuando me volvió
el cansancio y la angustia le fui a decir a mi abuela que aquello no era una
pelota, que era una torta y que si ella no me compraba la del almacén yo me
moriría de tristeza. Ella se empezó a reír y a hacer saltar su gran barriga.
Entonces yo puse mi cabeza en su abdomen y sin sacarla de allí me senté en una
silla que mi abuela me arrimó. La barriga era como una gran pelota caliente que
subía y bajaba con la respiración y después yo me fui quedando dormido.
FIN
lunes, 22 de abril de 2019
La mujer del 900
El
problema de los sexos en esta época debe verse como una lucha de poder. La
mujer es vista como un misterio para el hombre, ya que tenía el poder de
levantarlo o de arruinarlo. Por lo tanto, convenía a esta sociedad patriarcal y
burguesa, que la mujer fuera sometida y dominada, es decir “convertida en
subalterna del padre, el esposo o el hermano mayor” (Barrán)
Las
instituciones de la época apoyaban esta idea de que era necesario manejar a la
mujer. Monseñor Mariano Soler sostenía: la mujer no podía quedar librada “a su
propio albedrío”, por eso el padre la entregaba al esposo a fin de “someterla a
una dulce pero firme y poderosa tutela”. De otro modo se perdería “ese ser
débil, perteneciente a un sexo que si bien es susceptible de todo género de
virtudes (…) tiene más peligros con las seducciones de la novedad o con el
atractivo de los placeres”.
Esta
imagen implicaba no sólo la sumisión, sino también era preparada para ser madre
abnegada; mujer económica (importante sobre todo si consideramos que el
principal interés del burgués es la plata), ordenada y trabajadora en el manejo
de la casa; modesta, virtuosa y púdica con su cuerpo. Debía, ante todo, respeto
y veneración a su marido, que era cabeza del hogar, y quien tomaba las decisiones
importantes en él, y era quien tenía la patria potestad de sus hijos y la ley
de su lado.
Era lógico pensar que la mujer no debía trabajar. Si
lo hacía, los trabajos admitidos eran el de maestra por el vínculo que existe
entre esa profesión y el rol de madre. Podía también hacer costura dentro del
hogar para vender fuera en alguna tienda. No se pensaba en la mujer trabajadora
en una tienda o en la fábrica, porque “en vez de llevar esa vida oculta,
abrigada, púdica (…) y que es tan necesaria a su felicidad y a la nuestra
misma, vive bajo el dominio de un patrón, en medio de compañeras de moralidad
dudosa, en contacto perpetuo con hombres, separada de su marido y sus hijos”.
Estos trabajos quedaron relegados para las mujeres de las clases populares, que
se vieron expuestas a un sin fin de humillaciones sociales y morales.
La sociedad del 900 está ávida de juzgar
a su prójimo. Se decía que una buena mujer salía de su casa sólo tres veces:
cuando se bautizaba, cuando se casaba y cuando moría.
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